jueves, 29 de octubre de 2015

¿Cómo culturizamos el miedo?


Somos sujetos que nos construimos a partir de las relaciones con los otros, todo lo que pensamos, sentimos e imaginamos son producto del hacer y reproducir cultura. Las prácticas culturales están inscritas en los programas de televisión, en la literatura, en los carteles, en los murales, en lo que escuchamos, vemos y hablamos, y es que como no crear una cultura del miedo cuando nos arrullan con canciones que más que provocar sueño provocan miedo, en el caso de las mujeres son más los miedos con los que se nos educa en ese afán de protección, miedo a salir de noche, a estar a solas con alguien, a aceptar algo de extraños, miedo a ser uno mismo. Estamos expuestos a imágenes de guerra en los noticiarios televisivos y radiofónicos, en los periódicos, en las pláticas con el vecino, en la invasión militar y policíaca de la que somos víctimas, lo que nos hacen desconfiar de todos, tomar nuestras precauciones, de cuidar nuestras pertenencias, a nuestros seres queridos y nuestra propia vida, es decir se crea una forma de control sobre nosotros a partir del miedo que a su vez provoca un sentimiento de indiferencia ante hechos que nos debieran de conmocionar e indignar debido a la sobre-exposición de símbolos de violencia. Una vez que somos conquistados por el miedo, ese sentimiento que recorre nuestros cuerpos y que nos paraliza por dentro, que nos confunde, se fragmenta nuestra relación con el resto, es decir, se rompe el tejido social acompañado por una violencia real y simbólica de la que somos presa.
El miedo a su vez causa desapego a nuestra tierra, a nuestros vecinos, a nuestra comunidad, ocasiona que nos aislemos de los demás, que sea evidente esa ruptura social. La incertidumbre, inseguridad y desesperanza causada por el miedo que antes teníamos al futuro ahora la tenemos y expresamos en el presente o peor aún nos la guardamos.

Este medio de control social a partir de la propaganda del miedo ha causado que nos vacunemos contra sucesos o hechos violentos es decir que nos muéstremos indiferentes con lo que le pase al de al lado, una vez a prendido e interiorizado el miedo, no como un medio de subsistir sino como una forma aprendida de relación con los demás lo transformamos en cultura.
El problema que atrae esta cultura del miedo es el sometimiento del hombre  mediante la privación del pensamiento independiente, convirtiéndose en una manipulación de instintos y emociones para alcanzar fines de dominación. 

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